La escasez y la calidad del agua potable son motivo de creciente preocupación en los países industrializados. La sobreexplotación, los cambios en el uso del suelo, la contaminación y el cambio climático amenazan las fuentes de agua potable (ríos y acuíferos).
El agua de ríos y arroyos recogida en las captaciones es llevada a plantas de potabilización antes de su distribución. En Europa, el cloro es uno de los desinfectantes de agua bruta más utilizados. Sin embargo, este reacciona con la materia orgánica natural (NOM) en del agua bruta formando subproductos como los cancerígenos trihalometanos (THM).
La cantidad y el tipo de materia orgánica natural en las aguas procede de la propia cuenca y viene determinada, en gran medida, por la vegetación, los procesos físicos y biológicos en los suelos, la hidromorfología, las condiciones climáticas y, en el caso de las cuencas forestales, por la gestión forestal.
Por lo tanto, las características del agua bruta en las captaciones de aguas superficiales pueden ser moduladas por la gestión forestal en la cuenca, influyendo directamente en el tratamiento de potabilización necesario y, como consecuencia, en la salud de los seres humanos.